El casamiento de Pablo y Sofi en Paso del Rey, Buenos Aires

Unos días antes del gran día, me enamoré de las chispas frías, las quería para nuestra entrada; las conseguí, las compré, imaginé que iba a ser algo fácil, ¡pero me llevé la sorpresa de que no sabía cómo arrancarlas! Así que empezó la odisea de último momento, junto con mi esposo, buscando y recorriendo todas las casas de electrónicas y de pirotecnia, buscando quién nos informara cómo activar las benditas chispas.

En medio de mi estrés, al ver que no íbamos a tener chispas frías, recibo un llamado de mi hermana mayor, avisándome que mamá tenía una crisis de vértigo, no se podía levantar de la cama y estaba muy nerviosa, mi vieja era quien iba estar junto a mí en toda la previa: maquillaje, peinado, me iba a ayudar a vestirme y todos los detallitos y, finalmente, llevar en el auto la quinta. ¡Así que imaginarán cómo me dejó esta noticia! Pero como, gracias a Dios, tengo al mejor de todos, mi esposo con todo su amor y serenidad logró darme paz y la tranquilidad de que todo iba a estar bien.

Mamá tuvo que hacer reposo en otro departamento diferente de donde yo estaba, en compañía de mi hermana (requería no ruidos, no luces) descansar para que sus medicamentos la ayudaran a reponerse, tranquilizarse y llegar a la ceremonia.

Así que tuvimos que hacer un cambio de planes de última hora, mi mejor amiga venir a casa, ayudarme, ella junto con la maquilladora unas bellas que me dieron paz y amor en todo momento. Y los ángeles que nunca faltan en formas de amigos, se movilizaron y se organizaron para unos llevar a mamá, otros pasarme a buscar, ¡hasta que finalmente llegue a la quinta!

Finalmente, cuando llegué y vi a mamá esperándome, porque era la que me entregaba, ¡fue hermoso!

Una vez comencé el camino al altar (sonando de fondo el canto de una hermosa voz que interpretaba “Perfect”, de Ed Sheeran) canción que siempre fue emblema de nuestro noviazgo, ver a quien hoy es mi esposo, a mis pastores, familia, amigos, el sonido de los pajaritos, ¡fue un sueño hecho realidad! Tuvimos una ceremonia hermosa y finalmente éramos marido y mujer con la bendición de Dios y en compañía de los nuestros.

Después una cena hermosa, todos los nervios ya pasados y, lo mejor, sin duda, disfrutamos de la re fiesta, que fue cortita porque había veda electoral, al siguiente día habían elecciones, pero no por eso dejamos de gozarla de principio a fin. ¡Fue nuestro día soñado!

Finalmente me despido, diciéndole a todas las novias hermosas que vivan cada día, un pasito a la vez, con lo bueno, lo malo, con la alegría, con el estrés, porque nada de esto vuelve, y el gran día pasa en un abrir y cerrar de ojos, así que abracen y atesoren cada momento.

Pdta: casi lo olvido, tuvimos las chispas frías (un amigo e invitado que entendía del tema nos hizo la conexión). ¡Así que al final todo tiene solución!