El casamiento de Walter y Diego en Puerto Madero, Capital Federal

La ceremonia duró 1 hora y hablaron los 6 testigos. Todos rieron y se emocionaron. Una genia la jueza Elba Marisa Torres, le puso toda la onda, hizo el momento muy ameno y no escatimó en que dure lo que tenía que durar. Para sellar los votos nos intercambiamos unas alianzas divinas realizadas por Grupo Creativo Interjoyas que brillan en nuestras manos desde esa noche. Luego de la ceremonia, nos dirigimos a la terraza del salón donde tuvimos la abundante recepción.

Un capítulo aparte fueron las pérgolas muy bien ambientadas con faroles negros de diversos tamaños, lucecitas cálidas colgando, follaje en floreros antiguos y velas. "Fly me to the Moon" de Bobby Womack fue el tema de la entrada al salón bajando por la escalera de mármol blanco.

Ambientaciones Estilo Shabby Chic interpretaron perfectamente nuestros deseos de que todo sea elegante, masculino y concordante con la bella arquitectura del salón. Manteles negros y fundas negras fueron el marco elegante para lucir centros de mesa en altura que eran candelabros antiguos, arbolitos de follaje verde con toques sutiles de flores blancas sobre pies antiguos de cristal y debajo una serie de floreros pequeños antiguos con diversos follajes, velas y lucecitas cálidas.

En los perímetros del salón habían pedestales antiguos con inmensos follajes verdes para enmarcar el concepto. Los novios estuvimos en un living de capitoné y sillas Luis XV blancas, contrastando con el negro de las mesas de los invitados, con espacios libres para que los invitados se acerquen a compartir durante toda la noche. El mismo concepto de ambientación estuvo en el patio de la ceremonia, en la terraza de la recepción y en el interior del salón.

Una vez que ingresamos al salón, en la pista de piso damero el vals se inició con "Voces de Primavera" y concluyó con "New York, New York" con todo el mundo haciendo el típico pasito con las piernas. Con todos los invitados en la pista, arrancó "I Gotta Feeling" de Black Eyed Peas, y cuando estallaron por primera vez los papelitos plateados la gente no tuvo retorno de la euforia.

Tuvimos 6 tandas de baile que duraron entre 30 y 40 minutos, el tiempo perfecto para que baile todo el mundo con entusiasmo, nadie se canse y todos los invitados tengan tiempo de conversar mientras comían algo diferente en los tiempos entre tandas.

La música a cargo de Guido Santoro de Sarapura pasó del dance al disco, en sus piezas más enérgicas y conocidas por todos. La segunda tanda fué del pop clásico de los 80 evolucionando década por década hasta la actualidad. La tercera tanda fue pop latino y clásicos latinos como Luis Miguel, Thalia y Cristian Castro. La cuarta rock nacional y rock & roll. La quinta cachengue.

El carnaval carioca fue todo luminoso y fue el momento de cumbias clásicas y temas bizarros que hicieron que a las 6 am hubieran más de 100 invitados bailando como locos en la pista, mientras los rayos de la mañana se metían adentro del salón.

El catering fue de Luviam al igual que la barra. Super abundante, rico y bien servido. Y en esto quiero hacer un paréntesis. No solo teníamos una persona atendiendo a cada mesa, sino que esas personas eran de lo más serviciales y empáticas. Hasta cuidaron de los niños que dormían en sillas para que los padres no dejen de bailar. Los novios contamos con una persona exclusiva asistiéndonos toda la noche, una a cada uno, lo que hizo realmente la experiencia de 5 estrellas.

El salón se encargó de tener todo perfectamente organizado, que los tiempos se cumplieran orgánicamente y la fiesta nunca tenga un bache. Hubo brindis, pernil y siempre intercalamos comida salada con dulce para que los paladares no se saturen y disfruten de cada delicia que nos sirvieron. La mesa dulce fue en la terraza (que de tan bella parece que estuvieras en algún rincón de Paris) y coincidió con el amanecer, lo que le dio todo un plus.

Para cerrar la noche, Guido de Sarapura tuvo la gracia de poner el tema con el que entramos al salón, todos los invitados armaron una ronda y los novios quedamos bailando swing despidiendo la noche de la misma manera que la comenzamos, como un círculo perfecto.

Durante toda la noche Pablo Broqua de Toma 3 Estudio fotografió con mucha amabilidad cada momento de la fiesta. Las fotos no solo son exquisitas técnicamente, sino que además supieron captar emociones, miradas y situaciones únicas. Todo esto fue gracias a que Pablo estuvo toda la noche entre los invitados, bailando con nosotros y formando parte de cada momento sin ser evidente, sutil pero atento a captar esas tomas imperdibles, esas complicidades en las miradas, sonrisas y emociones. Las fotos parecen vivas. Más que satisfechos, estamos agradecidos de haber contado con su impecable servicio.

¡Fue la noche más feliz de nuestras vidas! El clima fue excepcional, la ambientación más que acertada, la música entusiasta, el servicio del salón y el catering realmente espectacular y el fotógrafo un verdadero captador de emociones. No hubo manera de que no fuera un éxito total. Los invitados no paran de hablar de esta noche mágica.