El casamiento de Matías y Florencia en Florida, Buenos Aires

La crónica de nuestro casamiento

Ese día no dormí nada. Estaba muy nerviosa. Me levanté a las 5 am ya que tengo tres hijos pequeños (7,4 y 3 años). Primero me bañé, peiné y maquillé yo, luego ordené la casa y finalmente los desperté a ellos. Con mucha tranquilidad los vestí, ya que quien tiene hijos sabe que cualquier cosa puede desatar un caos. Salimos 5 minutos antes para el civil, que comenzaba a las 9 am, ya que estamos a 5 cuadras. Allí nos esperaba mi suegra y mis cuñadas. La ceremonia fue hermosa, el juez de paz invitó a decir unas palabras a los testigos, amigos de toda la vida, ¡fue conmovedor! No lo olvidaré nunca. Hasta mi marido lloró...

Mis padres llegaron justo cuando salíamos del civil, su vuelo se atrasó (son de la Patagonia) y llegaron como en una película, ¡corriendo!

Luego nos fuimos todos juntos a desayunar a Bonafide. Posteriormente fuimos a mi casa a buscar todas mis cosas (vestido, maquillaje, etcétera) ya que yo me prepararía en lo de mi abuela para la iglesia (vive a una cuadra). Almorzamos todos en lo de mi abuela y luego mi marido e hijos se fueron a mi casa a vestir a casa. Yo necesitaba prepararme sin los niños, tranquila, en paz, ocuparme de mí, me compré una cerveza, puse música nacional, me hice los bucles, me maquillé y distendí. La casa era un caos, mis padres estaban a los gritos, no encontraban nada, pero a mí no me importaba nada, tenía la sonrisa puesta, era mi momento de felicidad.