El casamiento de Leo y Dani en Longchamps, Buenos Aires

Y ahí estaba, con mi novio un tanto nervioso y ansioso, aun llovía y tenía que tener cuidado con el vestido para no ensuciar la cola. Mi amiga divina total me acompañó con un paraguas hasta la puerta de la Iglesia, y aguardamos unos minutos y nos abrieron las puertas, entramos los dos juntos, y los que abrieron las puertas fueron el hermano de él y otra amiga mía, y adelante nuestro estaban nuestros pequeños sobrinos. Ahí ya no podía contener las lágrimas de la felicidad, ellos fueron caminando delante nuestro llevando los anillos. A penas miré a los costados, por que temía ponerme a llorar. Y así entramos a la Iglesia para recibir el Sacramento del Matrimonio, eso era lo más importante para nosotros y poder compartirlo con nuestros seres queridos.

Con respecto a la fiesta, por temas de presupuesto no invitamos a todos los que hubiésemos querido, nos limitamos a solo familiares y a nuestro pequeño grupo de amigos más cercanos. Como estamos en obra de nuestro hogar queríamos festejar el casamiento, pero sin entrar en grandes gastos. Y así se fue dando todo, mis hermanas nos ayudaron con la decoración, souvenirs, invitaciones, centro de mesas, números de mesas y demás cosas de la ambientación (¡son unas genias con las manualidades!). Nuestros padres también nos ayudaron a costear varios gastos, y así con mucho amor se fue concretando ese gran sueño que comenzó el 7 de diciembre del 2018 cuando nos comprometimos.

Ese día fue hermoso todo, hasta el mínimo detalle. Principalmente por que todo fluyó naturalmente, estábamos rodeados de seres queridos que habían ido a festejar nuestro amor y el comienzo de nuestra familia. Habíamos practicado un baile especial para el vals, eso era algo que nos tenía un poco preocupados, ya que ninguno de los dos somos expertos bailando, y en realidad habíamos colgado con el tema del baile en sí. Por eso el jueves y viernes nos dimos 2 horas cada día, ya que estábamos con poco tiempo entro los preparativos y demás asuntos, para practicar el baile. Cuando llegó el momento nos super divertimos y quedó lindo, a todos les encantó y se sorprendieron. Y así fue pasando el día, entre risas, charlas, bailes y mucha comida (por que eso no falto ni tampoco la bebida). Nuestros sobrinos, como así el resto de los niños pudieron disfrutar del aire libre y del pelotero luego del almuerzo, porque ya había parado de llover y hasta se había despejado y salido el sol.

¡Y para concluir, solo puedo decir que fue un día totalmente bendecido, todo salió bien y nosotros quedamos encantados! ¡Les dejamos un par de fotos de ese gran día!