El casamiento de Emanuel y Eliana en Liniers, Capital Federal

La ceremonia fue muy linda, él hasta lloró, yo no y no fue porque no me emocioné solo que no podía dejar de sonreír creo que era mi manera de manejar los nervios.

Al salir de la iglesia nos esperaban los invitados con algunas estrellitas, tuve algunas quejas que no les habían dado y mi respuesta era que no había para todos, era algo simbólico.

De ahí nos fuimos para el salón, en cuanto llegamos fuimos directamente a la recepción porque yo no pensaba perderme ese momento, en realidad quería comer, pero no probé un solo bocado, no podía entender como yo no tenía hambre, eso era raro. En un momento nos estábamos sacando fotos y mi hermano me tira el vaso que yo tenía en la mano y cae sobre el tul del vestido, por suerte era solo jugo y no manchamos nada, pero quería matarlo.

El organizador nos llamó para que pasáramos al set fotográfico y pudiéramos sacarnos fotos antes de quedar todos desprolijos. Nos sacamos fotos, le pedí a la chica del salón que me ayudara con la cola del vestido, ya que después del vals se venía la coreo.

Nos llevan para preparar la entrada y mientras estábamos escondidos vimos cómo los invitados ingresaban al salón y se sorprendían de lo lindo que estaba todo, quedaron fascinados.

Nos preparamos para la entrada, ingresamos, nos saludan nuestros familiares directos y empieza el vals (solo íbamos a bailar con nuestros padres) cuando están terminando de bailar ellos mi cuñada atina a querer bailar y el organizador la frena, no saben cómo se enojó porque no podía bailar, ja ja. Se corta la música del vals y arranca la música disco y con eso arrancaba nuestra coreo, la verdad que no la disfruté mucho, ya que la piba del salón me había enganchado tan mal la cola que me estaba molestando, pero di lo mejor, pero el que se llevó todos los aplausos fue Ema, ya que como ustedes saben él es de madera y todo el mundo se sorprendió cuando lo vieron bailar.

Después de la coreo arrancó la primera tanda de baile, la gente estaba descontrolada, no pararon de comer, tomar, bailar, la verdad que estamos super felices de que lo disfrutaran.

Ahora les comento la parte que seguro todas están esperando, el show de Antonio, ja ja. Él me había confirmado que iba a ir a dar el show, pero nunca se puso en contacto con el organizador por lo que no sabíamos en qué momento llegaba, en qué tanda iba a ir, pero eso se solucionaba porque estábamos atentos a eso. Estábamos terminando las fotos con las mesas, que no fueron justamente en las mesas sino en un sillón que se armó específicamente para las fotos y se me acerca el organizador a decirme que Antonio ya había llegado, que estaba comiendo del otro lado para que la gente no lo vea y que la próxima tanda iba a ser su show.

Cuando estaba por empezar la tanda nos llevan al escenario, empieza a sonar su pista, la gente nos veía bailar y detrás de la cortina aparece Antonio, no se imaginan la velocidad con la que la gente se paró para ver el show, fue una invasión, ja ja. Todos estaban como locos porque estaba cantando y nosotros ahí bailando.

Se termina el show y obvio todos se querían sacar fotos con él entonces tuve que pedir que nos sacaran una foto grupal, porque imagínense tener que sacarse fotos con 130 invitados, una locura. Él se va, o eso creía yo y me llama una de las chicas del salón para avisarme que los invitados no dejaban que Antonio se fuera, cuando voy a ver, estaban sus hijas sacándose fotos, pero después se seguían agregando más y más invitados, a lo que tuve que ponerme firme y decirles que la cortaran porque él se tenía que ir. Obvio me dijo que no tenía drama de sacarse fotos, pero le tuve que explicar que me desconfiguraba todo el itinerario, me entendió y se fue.

Siguió la fiesta, con la misma locura de siempre.

El ramo lo sacó mi cuñada, mi hermano al ver esa situación salió corriendo. Los hombres se mataron por agarrar la caja del whisky que la terminó ganando mi tío. Y por último llamamos a las casadas y tiré una caja que simulaba un premio que era un Baileys, lo ganó mi amiga de Zumba.

El momento del carnaval carioca fue otra locura, la gente fascinada con el cotillón.

La verdad que no puedo quejarme de nada, salvo de las 4 personas que no fueron y ni siquiera fueron capaces de avisarme, pero sabemos que esas cosas pasan.

Lo más importante de todo fue que fuimos muy felices en todo momento. Y nos quedamos super conformes porque todo salió muchísimo mejor de lo que habíamos imaginado.

Mi hermana le preguntó a Ema si lo volvería a hacer, todo incluyendo la plata que gastamos y no lo dudó un solo segundo, dijo que sin dudas lo haría todo de nuevo.