El casamiento de David y Carolina en General Rodríguez, Buenos Aires

¡Ese día fue una locura de preparativos! Por un lado, temprano empecé con el peinado y maquillaje que lo hice en capital antes de ir para Rodríguez y, por otro lado, organizar y recibir a los proveedores en la casa tres horas antes de la fiesta. Llegamos a Rodríguez con mi marido, juntos, yo ya peinada y maquillada, pero sin el vestido. La modista una genia, me vino a vestir a la casa, media hora antes de que llegaran los invitados, y como no somos la típica pareja, nos terminamos de arreglar mi marido y yo juntos. No era la idea original, pero yo estaba muy nerviosa ese día, y él es el único que me calma, así que me fui a la habitación donde estaba él.

Los invitados fueron llegando todos muy puntual y a la media hora, entramos con mi papá y yo a la ceremonia. Como nos encanta la puesta de sol, luego de la ceremonia, fuimos con el fotógrafo a sacarnos unas fotos al lago, mientras nuestros invitados disfrutaban de la recepción. Nosotros entramos a la fiesta con una música muy arriba, para dar comienzo a la primera tanda de baile. Como la onda era bien descontracturado, servimos finger foods, cazuelas y pernil, en sillones (no había mesas ni lugares fijos, era libre). Hizo muchísimo calor ese día, así que la cerveza bien fría, y la barra de tragos fueron imprescindibles. Para el carnaval, elegimos carnaval led, que con las luces del DJ creo un ambiente espectacular.

Para el brindis, mis papas nos dieron una sorpresa impresionante, juego de fuegos artificiales. Le dio un lindo toque a la fiesta. Finalmente, la fiesta terminó a las 2 am y ya estaban las combis esperando para llevar a los invitados de vuelta a Saavedra. Los souvenirs fueron unas botellitas de 187ml de champagne, que nos representaba muy bien a mi marido y a mí.

Salió todo precioso, exactamente como lo habíamos planeado. Los invitados lo disfrutaron muchísimo y por suerte nosotros estábamos muy tranquilos y pudimos disfrutar también. Lo que sí, para la novia, creo que es imposible comer durante la fiesta, así que sólo probé la torta. El novio, al contrario, pidió en la cocina que le fueran guardando cazuelas e iba probando (muy inteligente).