El casamiento de Patricio y Nerina en Rosario, Santa Fe

En un mismo lugar mi ahora marido, junto a mi hijo de 7 años, se pusieron sus trajes en tono azul, iguales entre sí. Mientras que nuestra princesita de 2 años y yo, nuestros vestidos largos y con encajes. Sí, antes de comenzar la ceremonia, ellos fueron los primeros en verme.

Ya en la iglesia, a las 4 de la tarde, los pequeños fueron tan protagonistas como nosotros, él llevando los anillos y ella... ella no se quiso alejar ni un momento de nosotros.

El salón que elegimos fue precioso, y fuera de lo que normalmente se elige, algo con impronta campestre en las afueras de nuestra ciudad. Empezó al atardecer y terminó a la 1 de la mañana. Personalmente el horario fue una de las cosas que más disfruté porque terminó y nadie estaba cansado o dormido y con energía hasta el final.

No puedo dejar de destacar la ayuda y participación que nos brindaron familiares y amigos, desde los vestidos y trajes, los zapatos, los adornos florales y el hotel donde nos preparamos todos (y hermoso también para pasar la noche de bodas).

Al principio temía no darle la formalidad de las tradiciones o el protocolo y la ceremonia, más pensando en el parecer y el criterio de los invitados. Pero cuando hablábamos entre nosotros dos, más nos convencíamos de hacerlo así, diferente, como nosotros. Y tuvimos razón... los comentarios de quienes se acercaron al final, fue que además de hermoso, fue todo distinto... y qué más quiere una que se recuerde un día tan especial... así, hermoso y distinto... al fin de cuentas, único.

Quise hacerlo lo más breve posible para darles ganas de leerlo, y además de contar nuestra historia, animarlas, animarlos también, por sobre todas las cosas, a que disfruten... disfruten los preparativos, la cuenta regresiva, el mientras tanto, y el "recién casados". Y que, aunque a veces sea difícil por la situación económica, o porque haya muchas opiniones alrededor, no dejen de elegir aquello que los haga felices y los represente a ustedes dos más que nada (y descartar lo que no los convence), porque al final, es una fiesta para celebrar el amor de esas dos personas que se unen. Costosa o económica, grande o chica, con mil invitados o sólo los íntimos, clásica o moderna, tradicional o diferente, es su momento.