El casamiento de Octavio y Cecilia en Caballito, Capital Federal

La crónica de nuestro casamiento

El 16 de agosto, martes, llegó tempranito Alejo a maquillarnos, a mí, a mi mejor amiga y a mamá. Yo ya me había duchado y me tomaba unos mates y así, entre charlas, nos maquilló. Nos peinó mi gran amigo Nico, nos vestimos (yo usé un vestidito de rapsodia, una camperita de cuero y unos zapatos rojos de Lomm; Octavio se vistió en el Burgués, y al pequeño lo vestimos por minipío, y salimos al civil.

Allá fue llegando la gente que queremos, había un clima festivo, hermoso. La ceremonia fue sencillita, intercambiamos alianzas, nuestros amigos dijeron algunas cosas lindas y listo. ¡Marido y mujer!

Nos tiraron mil kilos de arroz, flashes y besos de nuevo en el patio del civil y nos fuimos a almorzar, caminando.

En Notorius habíamos elegido la opción de bandejeo, la música funcional y la bebida libre. Todos los condimentos que nos parecieron necesarios para que la reunión fluya y sea descontracturada.

Nuestro hijo, en ese momento 14 meses, se la pasó de brazo en brazo, morfó de todo con todos y la pasó genial. Nosotros charlamos con toda la gente que queremos, nos reímos un montón y fue increíble.