El casamiento de Leonardo y Vanesa en El Quebrachal, Córdoba
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L&V
26 Sep, 2015La crónica de nuestro casamiento
¡Hola a todos! El día de mi boda fue como lo soñamos. Pero lo principal fue que me casé con un hombre maravilloso que me ama y al que amo. Fue un sábado muy frío y lluvioso, pero eso no opacó nada de la felicidad y la alegría que tuvimos y mantenemos.
Recuerdo que me desperté muy temprano, ya que había pasado los últimos dos días cocinando toda la mesa dulce para 150 personas con ayuda de mi prima, y aunque todos decían que debía descansar más, me levanté y seguí. Aún tenía cosas por hacer. Estaba terminando los regalos para los invitados. Los regalos fueron un CD con la música que nos recuerda un momento mágico de nuestra relación, unas pantuflitas para las chicas que faltaban solo los moñitos y terminar de etiquetar las tazas con el slogan de la fiesta para cada personita que vendría a celebrar ese día.
Entre mates y risas y llantos y gritos y sonrisas (porque sí, en ese día tenés todos los sentimientos a flor de piel y todo te altera, o te pone feliz o triste o enojada y luego feliz otra vez, por lo menos a mí me pasó), amablemente me dijeron que me fuese a la estilista y que los demás terminarían todo. Mi fiesta fue en la casa de mi familia materna, en el campo, por el único motivo de que quería a todos allí. Alquilamos la carpa con pisos y los baños portatiles VIP y se montó todo días antes, así que sólo quedaba terminar de colocar algunas cositas que ya se habían hecho.
Seguir leyendo »Recuerdo que fui a la peluquería de Los Hermanos Ber en Nueva Córdoba y me peinaron y arreglaron. Mi primo me pasó a buscar y ya estaban mis ramos en el auto, porque había pedido 3: uno de rosas blancas para dejarle a mi madrina que había fallecido y deseaba que estuviese esa noche, y los otros dos eran para las invitadas y los invitados. ¡Tiramos con mi esposo uno cada uno y fue muy divertido!
Llegué a casa tipo 19 hs y ya me esperaba mi vestido para terminar los preparativos. Paso a paso, completando el atuendo llegué a estar completamente vestida de novia y lista para salir a la iglesia donde mi futuro esposo me esperaba con todas nuestras familias y amigos.
Rumbo a la iglesia que quedaba a 5 minutos de la carpa y la fiesta, las primeras gotitas de lluvia se empezaron a notar y al terminar la ceremonia, luego del clásico de arrojar arroz, la tormenta se puso en su mejor momento, lloviendo a cántaros. Pero igual fue hermoso. Recuerdo bajar corriendo de la mano de mi esposo y correr a la carpa para no mojarnos tanto, saludar a todos, disfrutar con ellos.
Hubo muchas cosas que no pensé que pasarían un 26 de septiembre, que llovería de la forma que lo hizo, del frío que hizo, que se cortó la luz unos minutos por lla lluvia (a pesar de haber contratado generadores para la fiesta), de un montón de pequeñas cosas no calculadas. Pero sí fui feliz, porque nosotros lo éramos, mis padres y mi suegra.
Mi familia se divirtió, mis amigos la pasaron genial y salieron sonriendo y agradeciendo la fiesta. La comida fue deliciosa, los postres fueron deliciosos, la música genial, la decoración bellísima ¡y la gente feliz y divertida! Y eso es lo que hasta el día de hoy sigo recordando cada 26 de septiembre. Que el mejor día de mi vida fui feliz y mi esposo también rodeados de gente que nos ama y amó.
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