El casamiento de Guadalupe y Mariana en Centenario, Neuquén

La crónica de nuestro casamiento

El sábado de nuestro casamiento fue el día más largo y corto a la vez. Parece que estaba todo listo, pero les aseguro que hasta el último minuto tratamos de tener todo bajo control. Mi esposa junto con mi familia terminaron de decorar el mismo sábado el salón y el civil, yo vi todo terminado en el mismo momento que ingresé a la ceremonia. Ella quería darme la sorpresa de lo hermoso que había quedado todo. Les cuento un poco lo primero que nos sucedió ese día. La noche anterior me habían dejado el pelo listo, corte, color, ya saben. Pero me levanté a la mañana muy temprano y no me gustó, sí gente, odiaba mi pelo, a menos de 12 horas de la boda. Le escribí rápidamente a Gaby, quien se encargaría de peinar a mi esposa, y sin dudarlo me ayudó y en menos de media hora estaba lista para el gran día. Recibimos en casa a toda nuestra familia que había llegado de otras localidades y todos ayudaron. Aproximadamente a las 15 hs, terminé de preparar nuestras valijas, nuestros vestidos, y me fui hasta la casa quinta que habíamos alquilado para estar solas y tranquilas antes y después de la boda. Allí tomé unos mates, esperé a mi novia, ella llegó ¡y empezó todo! Guada se había encargado de toda la organización, así que a último momento tenía que hacer cosas que yo ya había hecho con tiempo, entre esas cosas estaba depilarse, mala idea. Por el calor de febrero, los nervios y las pocas horas no salió bien, pero juntas lo solucionamos rápidamente. Nos peinaron, maquillaron y nuestros padres nos fueron a buscar. ¿Momentos únicos? Mi suegro lloraba y mi padre me ayudaba con los zapatos. No nos habíamos visto vestidas. Era la magia de todo. Llegamos a la boda, ahí estaban todos, todos aquellos que nos aman, y todo estaba perfecto. Mi padre con las manos sudadas me decía cuánto me amaba, y yo no aguantaba más por salir del auto. Finalmente escuchamos nuestra canción, caminé al altar con mi papá y ahí esperé a Guada. Y la vi, caminando hacia a mí, un ángel, mi ángel. Después de que la jueza nos leyera la ley, dijimos nuestros votos, votos que escribimos en algún rato de esa tarde, ¡y se los recomiendo! Que lo hagan al último momento, sí es bueno. Colocamos nuestras alianzas, nos besamos y entre lágrimas nos prometimos estar juntas para siempre. Luego vinieron los amigos y la familia. Sesión de fotos espectacular con todos, ¡y a comer! Primero la recepción durante las fotos y luego la gran entrada al salón. Yo no había visto nada, así que imagínense. Comimos el asado como en casa, y digo esto porque realmente estuvo fantástico, uno de mis tíos lo hizo, porque la gente que habíamos contratado nos canceló a último momento. Pero no fue problema, lo resolvimos rápidamente como familia. Nuestros padrinos se encargaron de que no nos enteráramos de nada de los contratiempos que se presentaron. Luego de la cena, el vals, nada convencional, elegimos los temas que nos identificaban. Terminado el vals tenía una sorpresa para Guada. Le canté una canción, no se lo esperaba, fue mágico para todos. Fue nuestro momento. Y luego la gran fiesta, hubo música para todos y de todos los tiempos, eso es importante para que todos la pasen bien. Hicimos el juego de los zapatos, momento muy divertido. Luego vino la mesa dulce, que entre todos en casa habían preparado. Increíble. Los invitados aprovecharon este momento para tomar el micrófono, ¡y decirnos cosas hermosas! Y hasta las 6 am bailamos, grabamos un video de ese último minuto, estábamos solas y felices. Y así concluyó el gran día, yéndonos a la casita que habíamos alquilado. Fue el día más hermoso e importante de nuestras vidas y lo recordamos a cada momento. Somos realmente muy felices. Todo fue perfecto.