El casamiento de Gonzalo y Rocio en Ramos Mejía, Buenos Aires

La crónica de nuestro casamiento

Gracias a Dios a pesar de algunas cosas feas que nos fueron pasando tuvimos un hermoso gran día. Ese viernes 21 de febrero, nos casábamos por civil a las 10:45 y unos re amigos se aparecieron en mi casa a desayunar y a acompañarnos desde las 8:30 horas (una súper sorpresa) así que nos alistamos los 4! Nuestros amigos Vicky y Alfonso que además son pareja, mi ahora marido y yo, un ratito antes de salir llegó mi mamá y salimos. Allá nos encontramos con mi tío y uno de mis primos, con mi papá y hermano, mi mejor amiga y su papá. Para nuestra sorpresa los hermanos de Gonza no aparecían, ni su mamá, ni ninguno de su familia, uno de los hermanos era el testigo así que en un ataque de nervios fui corriendo y agarré de la mano a mi tío y le pregunté ¿Tenés documento? Me respondió que sí y entonces le dije "bueno sos ahora nuestro segundo testigo, porque si no me muero de un ataque de nervios", (quiero defender en esto a la familia de mi marido, no pudieron llegar porque el día anterior falleció la prima de mi marido y estuvieron hasta las 4 am en el velorio). Una vez terminado el civil salimos y nos encontramos con una lluvia de arroz, y no cualquier arroz si no el de $10 porque nuestro amigo Alfo que es de Uruguay pensó que era el más barato y lo compro. Después de un ratito llegó su mama y mis cuñados, así que seguimos sacándonos fotos. A la tarde Vicky y Alfo nos ayudaron a decorar el salón, sin ellos no hubiéramos podido hacer todo lo que hicimos y nos quedó muy lindo. Cuando terminamos nos volvimos a casa y después de un rato echamos a los muchachos para comenzar a prepararnos. A una hora de caminar hacia el altar Vicky me peinaba mientras mi madrina me hacia el ramo, no podía dejar de mirarlas a las dos con cuanto amor me estaban ayudando. Con el peinado listo y el ramo me dispuse a pintarme, lo hice yo misma porque mi mamá que era quien lo iba a hacer se puso a planchar el vestido junto con mi madrina. Estaba sentada en la mesa con todos mis maquillajes y un espejo, y no me voy a olvidar que mi tío me miraba con ternura, una vez lista solo faltaba ponerme mi hermoso y amado vestido! Fue inexplicable la sensación de alegría, es único, como cada uno de los momentos que se viven! Se van a dar cuenta cuando estén en el gran día y las que ya se casaron seguro saben de qué les hablo. 8:30 tenía que estar entrando a la Iglesia, así que me subí al auto casi 4 minutos antes y salimos para la Iglesia que está a 4 cuadras de casa donde nos habíamos preparado. Llegamos y empecé a tener palpitaciones y ni les cuento como me latía el corazón cuando me bajé del auto, le tenía pánico a caminar por la alfombra hasta el Altar.